lunes, 10 de octubre de 2011

Remembranzas...

Hoy es Lunes 10 de Octubre de 2011.
Estoy en Ciudad de México.
Está lloviendo afuera mientras escucho Blue Moon en jazz y recuerdo lo que fue mi paso fugaz por Europa.
Extraño demasiado.
Quiero volver.


AHORA.
Leer más...

miércoles, 3 de agosto de 2011

Decisiones Importantes...



Me tomó varios meses volver a pensar si quiera un poco en la posibilidad de regresar a México.
Me dolía hasta la médula todo lo que pasó. Pero tenía que avanzar.
¿Cómo podría sanar todo eso si no me atrevía a viajar de nuevo?.
Lo medité noches completas... por semanas, meses... hasta que me armé de valor, y anuncié en mi casa que me iría a trabajar a Santiago para juntar dinero más rápido y así, quizás pensar en viajar de nuevo.
Agarré mis cosas, -al menos las necesarias- me despedí de mi mamá, no le avisé a casi ninguno de mis amigos, porque sólo iría a probar suerte, y sin tener un trabajo ni absolutamente nada concreto, me subí a un bus y llegué hasta la capital.

Mis amigos Rodolfo y Felipe, y mi mamá en mi último día viviendo en Concepción.

Los tres mosqueteros... :)
Dos de mis grandes mejores amigos.

Me fueron a dejar al terminal de buses de Collao... ¿cuál otro? :P

Byebye Concepción... :)

Debo decir que tuve muchísima suerte.
Mi Gran amiga Carolina me recibió con los brazos abiertos. Así que vivimos juntitas esa temporada en un departamento bien mono que tenía en Av. Las Condes, justo llegando a Lo Barnechea. Casi no tuve que buscar empleo, mandé por internet un CV y me llamaron un día después. Lo mejor de todo, es que mi nuevo trabajo estaba a 10 cuadras del departamento.
Yo estaba abierta a trabajar de lo que sea, y para ser tan chica, tenía bastante experiencia laboral: ya había trabajado en librerías, cafés, restaurantes, malls, en relaciones públicas, como maestra de inglés en un instituto, vendiendo chocolates artesanales y un sin fin de oficios... así que el puesto de anfitriona del "Lider" no me pareció tan malo.
Me pasaron un uniforme que se parecía más al de una aeromoza, me mandaron a cursos de capacitación de servicio al cliente, y a los pocos días, ya estaba lista ;).

Uniforme del Lider, mi nuevo empleo.

Mi tarea: servir café a los clientes, guiarlos por el supermercado si necesitaban algo, ayudarles con los más pequeños y por supuesto, rolar turnos con las promotoras.
Conocí a bastante gente ahí. Todo fue buenaonda... Me pagaban $360.000cl + impuestos, (casi 8,000 pesos mx + afore y salud) y tenía derecho a gimnasio, lavandería (sólo dejaba mi ropa marcada con mi nombre y me la entregaban limpia y planchada), servicio de comedor para desayuno, almuerzo, once y cena (todo gratuito), productos promocionales gratis y descuentos en las compras del supermercado. No estaba mal. 

La convivencia con mi amiga fue espectacular... al principio sentí un poco de miedo, después de todo, dicen que la convivencia "mata" o "fortalece"... y sin duda a nosotras nos fortaleció. Vivimos un periodo hermanable como nunca. Lo pasamos muuuuuuy bien. Salimos juntas a carretear, la acompañé varias veces a la universidad... íbamos juntas a hacer el supermercado, a rentar películas, al centro comercial.  Nos turnábamos para ir a pagar los gastos comunes, para limpiar, etc. Todo genial. De verdad que sin su ayuda, jamás lo hubiese logrado. Ella fue un apoyo incondicional. Siempre estuvo "ahí" conmigo.

Pasaron los meses y ya pude juntar el dinero suficiente. Lo discutimos bastante con Isra, él quería ir a vivir a Chile y yo le decía que mejor me venía yo a vivir a México, pues él ya tenía un trabajo estable en el DF, y hubiese sido muy complicado para él encontrar un nuevo empleo en Santiago, considerando que en ese tiempo él estaba recién egresado y no tenía absolutamente nada de experiencia laboral. Además que yo tenía un Tema Pendiente con México: sanar mi último vuelo. 
Estábamos en la cuerda floja, nadie tomaba una decisión y el tiempo seguía pasando. Por mientras, fui comprando todos los sellos de mis papeles en Relaciones Exteriores, en la embajada, y todos los lugares correspondientes para que, en caso de querer estudiar o trabajar fuera de Chile, tuviera todo en orden.

Un día, como cualquier otro, caminando por Av. Providencia vi una agencia de Lanchile, entré, y sin pensarlo tanto,  di 12 cheques para comprar un pasaje a México.
Llamé a Isra y le avisé que viajaría en 15 días... que se preparara para recibirme. Estaba demasiado contento, pero no entendía casi nada. Luego le expliqué con más calma que ya tenía mi pasaje.
Volví a la casa con el pasaje en la mano. Me despedí de mi amiga Carolina y le avisé a mi mamá que en 15 días me iría a vivir a México, así que viajaría ese mismo día a Concepción para pasar las últimas dos semanas con ella. 
Los últimos días en mi Querido Concepción fueron de regaloneo total... convivencia familiar, paseos, comidas con amigos, con la familia, etc.  Y claro, lloriqueo también... me despedí de mi familia, de mis amigos, de mi ciudad... siempre me gustó tanto Concepción.  Es una ciudad hermosa, llena de vida, mucha bohemia, MUCHO pasto, árboles.... arte, teatro, vida universitaria. 
Llegó mi última noche en Conce, y mis amigos me fueron a ver. Comimos pizza con chelitas y nos despedimos. Algunos se quedaron en mi departamento, porque mi vuelo salía a las 7am, así que decidieron acompañarme toda la noche.


Dieron las 5am, y mi familia me fue a dejar al aeropuerto. 
Aún recuerdo las últimas 4 caritas que vi ese día antes de volar: las de mis abuelos,  de Mabel y la de mi mamá haciendo pucheros...

Última noche en Chile.

Toda la banda... o bueno, casi toda... faltaron varios.

Mis amigas, peinando a la Diva, jajajajajá... :)

Subí al avión, miré mi pequeña ciudad desde el cielo, y se me hizo un nudo en la garganta que desencadenó en lágrimas, pero no de tristeza, no, no... sino de esperanza, de emoción por ser dueña de mi vida. Por ser libre, por haber recibido todos los momentos tal como llegaron, por tener la posibilidad de escoger lo que quería para mí... di gracias por todo, todo, todo lo que viví, y me puse en manos del universo.
Llegué en un santiamén a Santiago, y allá estaba de nuevo mi amiga Carolina esperándome junto a mi amiga Paula :)... nos fuimos a comer donas al Donkin` Donuts de Providencia, y después de mil abrazos, me fueron a dejar otra vez al aeropuerto para tomar mi último vuelo.
Iba muy nerviosa... pensé que quizás me harían algo más fuerte en migración mexicana por haberlos demandado. Así que me puse a conversar con mucha gente del avión y les pedí que por favor me ayudaran si veían algo raro.

Finalmente, después de 9 horas llegué a México... me asomé por la manga que daba al avión casi temblando y sudando frío... entonces me percaté que al final del pasillo había 3 hombres con letreros en las manos que decían "Srta. Priscila Quijada"... caminé un poco,  les hice una seña y se acercaron a mí: "Somos el Gerente del Aeropuerto y el Delegado Regional de Migración, bienvenida a México... discúlpenos por lo que pasó en su vuelo anterior, no volverá a suceder". :)
Fueron muy amables conmigo, me platicaron muchas cosas mientras caminaba,  me ayudaron con mis libros, bolsos y en general con todo lo que traía en las manos. No hice filas de ningún tipo a pesar de haber interminable gente formada. Me acompañaron en la Aduana y se despidieron de mí justo cuando pude ver dos ojitos negros y muy brillantes mirándome.
Era Isra :)... con un ramo de rosas más grande que él mismo :).

Después de un beso apasionado y un abrazo grotesco, respiré profundo, y pensé: "Ok, esto SÍ que es una bienvenida" :D.

C  O  N  T  I  N  U  A  R  Á. . .

Leer más...

martes, 2 de agosto de 2011

Crónicas de un viaje imprevisto III



En la embajada nos presentaron a Andrea, ella nos llevaría al departamento de su mamá (Alejandra), que a la vez vivía con Daniela, su hermana. Las tres, personas maravillosas, que nos abrieron sus casas como si nos hubiesen conocido de toda la vida.
No recuerdo cómo fue que llegamos a ese departamento, pero lo que sí tengo bien grabado, es que luego de estar ahí fuimos al supermercado con Daniela y Salvador, justo al atardecer. Ella compró tomatitos, papas y carne, y yo me fui directo a los cereales, leches y demás cosas para poder comer algo al desayuno. 
Mientras regresábamos, nos dimos cuenta que olvidamos el refresco... íbamos en el auto de Rolo (el novio de Daniela), una camioneta enorme, muy alta y bonita... y le dije a Daniela "Daaaaany, ¡¡el resfresco!!, ¡se nos olvidó!"... entonces ella frenó inmediaramente y se echó en reversa para dar la vuelta y PAAAAAAFFFF... :S... nos bajamos, y nos dimos cuenta que habíamos chocado a un auto más pequeño que estaba atrás.
Lo que vi a continuación me impresionó demasiado... una señora se bajó del otro auto, y fue inmediatamente a preguntar si estábamos bien (no si no, con TREMENDA camioneta, saldríamos ilesos de casi cualquier cosa)... entonces Dani le hizo la misma pregunta a ella, y dijo que sí, que estaba muy bien, y agrego "las cosas materiales siempre se recuperan, lo importante es conservar la salud". Se pusieron a conversar, pacíficamente, y en el momento en que Daniela le preguntó cómo lo harían con lo del seguro y todo el show... ella le dijo "tenemos palabra, y debemos confiar en ella. Los japoneses tienen una sociedad que le dá mucho valor a la palabra y nosotros podemos hacer lo mismo. Aquí está mi teléfono, nos ponemos de acuerdo mañana. Ahora es navidad así que disfruten con sus familias".
Me quedé de una pieza. 
No hubo ni una sola discusión, ni una mala palabra, todo súper tranquilo y en buenaonda.

Volvimos  a casa y Daniela nos hizo una comida DELICIOSA que consistía en patacones con un bistek jugoso y rodajas de tomate como ensalada. Yo no pude comer todo... :(... era demasiada comida, pero juro que me encantó.
Esa noche Daniela llamó a sus amigos para que nos juntáramos a carretear un rato.
Panamá de noche es INCREÍBLE... tiene mucha vida... calorcito... gente extrovertida bailando bachata donde sea... los casinos los ves por todas partes, eso sí, fielmente acompañados de una casa de empeño xD.

Veneto, uno de los casinos por donde anduvimos.

Tampoco recuerdo el orden de los lugares donde estuvimos, pero lo que sí tengo claro es que nos juntamos con Daniela, César, Salvador, Rolo y otras personas a tomar cervecitas corona al costado de un casino... -o ya no sé si era parte de uno-... y todo muuuuy chido, muy relajado... cheleamos un  rato, y nos fuimos a las máquinas. Jugué varias veces hasta que ya me quedaba 1 dólar... lo puse en un tragamoneda y literal:  me lo "tragó" :(... entonces fuimos a buscar a un encargado para que abriera la máquina y me devolviera mi último dolarcito... Y así fue: me lo devolvieron, y lo puse en otra máquina. Sorpresa la mía: me gané 30 dólares de una sola vez :D.

No tengo claro cómo fue que llegamos al departamento de nuevo. 
Sólo recuerdo que me pasaron la pieza de Daniela, porque ella dormiría en casa de su novio. Y Salvador se quedó en una pieza absolutamente repleta de jeans.

Esa noche para mí fue muy complicada. Mi cabeza no estaba acostumbrada a dormir sin frazadas o cobijas y a pesar de haber 30 grados, sentía mucho frío... :S...  me acosté y me tapé con las dos sábanas que había en la cama, pero no era suficiente... seguía sintiendo frío... así que cerré la ventana y me dormí lo más acurrucada posible.  Ya en la mañana, Ale se reía de mí porque me encontró con las ventanas totalmente cerradas, acurrucada y  envuelta como tamal... jajajajajajá... me dijo "pobreeeecitaaa, no me imaginé que ibas a pasar frío... me hubieses despertado para pasarte una frazada". Y tenía razón, ¿quién en condiciones "normales" pasaría frío con 30 grados?... jajajajajá -solo yo.-

Tengo imágenes revueltas en mi cabeza. 
Sé que fuimos a la casa de Andrea, que por cierto era muy bonita, con muuuucho verde en un estilo condominio. Sus hijos eran pequeñitos, pero un amor todos. 
Recuerdo que almorzamos ahí, y sé que luego de estar en la casa de Andrea fuimos a un Western Union. Más allá de eso, no recuerdo mucho. A excepción de que en la calle en que transitamos, encontramos un grupo de personas que estaban mojando a todos los que pasaban. Era como una celebración de algo que no puedo recordar. Así que si alguien sabe, por favor, díganme.

De regreso en el departamento, me puse a conversar con Ale... conversamos tantas cosas... ella es tan agradable. Hablamos de los amores, de su experiencia en Perú y de tantas otras cosas. Nos reímos y comimos cerealitos secos como dos niñas chicas. Fue muy buenaonda. Por un momento nos olvidamos de la diferencia de edad. Éramos dos amigas disfruntando de una excelente plática.
Al día siguiente, Daniela me llevó a un centro comercial, en el cual estuvimos prácticamente tooodo el día, hasta el anochecer (vaya paciencia la de ella).
Llegamos a la hora de almuerzo, así que nos fuimos directo al patio de comidas... entre todas las opciones posibles, elegí un local que más se veía como comida típica de Panamá... pedí una orden, y en eso, desde la ventana de la puerta de la cocina me saluda un señor... y yo no entendí mucho, pensé que estaba saludando a alguien que estaba atrás mío. Pero él seguía saludando, y entonces me di vuelta y me di cuenta que no había nadie atrás mío... así que lo saludé también.
Se acercó, y me dijo:

-¿Cómo estás?, ¿ya mejor? 
- ¿Ah?.. creo que me confunde.
- No creo... ¿Tú estabas en migración del aeropuerto hace 2 días, verdad?.
- :O... sí... pero... ¿cómo sabe?.
- Aaah, jajajajajá, es que yo trabajo en el aeropuerto y en la cocina de este local :D. ¿Ya estás mejor?.
- Sí, muuuchas gracias por preguntar. :D.
- Me alegra. Disfruta tu estadía  y cualquier cosa, aquí tienes un amigo. ¡¡Adios!!.
- ¡¡¡Muchas gracias!!! :D ¡¡CHAUUSS!!. :DD.

Comí arrocito con papas y un agua de coco que nunca había probado en mi vida, que por cierto, no me gustó mucho :S... pero, el buen sabor de boca no me lo quitaba con nada. Estaba feliz.

Nos fuimos finamente a comprar. Todo baratísimo... había euforia navideña, ofertas y remates por doquier, así que todo el mundo en pánico comprando lo que más podía.
Corbatas Oscar de la Renta en 4 USD, camisas Ralph Lauren en 10 USD, y así sucesivamente. 
Pasó otro día y mi mamá nos llamó por teléfono muuuuy temprano, tipo 7am, para contarnos que había conseguido pasajes en American Airlines para HOY, a las 8pm. :(... no podía ser... lo estaba pasando TAN bien.
Me puse bien triste. :(

Daniela y yo. 24 de diciembre de 2005. Cd de Panamá.

Fui con Daniela a pasear en mi última tarde antes de tomar mi vuelo. Ella tenía cita en la estética porque se iba a poner uñas gel, así que mientras esperaba su turno, yo me fui a vitrinear. 
Me compré los zapatos más hermosos de mi vida... no aguanté y me los quise poner inmediatamente, -onda, me los llevo puestos- jajajajajajá, el único detalle es que eran taaaaaan altos, que con mucha dificultad y a vista de todos -cual robot-  logré salir de la zapatería. 

Yo en una micro panameña. Allá todas compiten en cuál está más decorada.

Nos despedimos de todos, y nos llevaron al aeropuerto.

Mis risas, amistad y buenaonda quedaron ahí.
Quisiera volver... 
TENGO que volver.
Por ahora sólo le mando muchos saludos a los "Meléndez"... fueron increíbles conmigo. 

De corazón, gracias... TOTALES. :)
Leer más...

Crónicas de un viaje imprevisto II



Lloré durante gran cantidad de tiempo mientras volaba. Era de madrugada y sólo recuerdo que había mucho olor a gasolina en el avión y que Salvador iba sentado junto a mí, en los últimos dos asientos de la columna izquierda. Yo al lado de la ventana; él en el pasillo. 
Más allá de eso, mis recuerdos se borraron.

Bandera Nacional.

Finalmente llegamos a Ciudad de Panamá. Me puse contenta... volvería a ese lugar donde me sentí bien recibida. Caminamos hacía afuera del avión, y nos estaba esperando un policia, muy serio, el cual nos llevó a una especie de celda (sí, así con rejas y todo).
Me dio un ataque de llanto... no podía creer que nos pusieran de nuevo en una celda... después de todo el huracán se sentimientos tras no poder entrar a México y no poder ver a mi novio, estaba francamente destrozada.
Vinieron los de Migración, me pidieron que me sentara en un sillón bastante decente que tenían en la oficina, me trajeron agua para calmarme un poco, y de la forma más amable me explicaron que yo venía deportada de otro país y que debía entrar a la celda. Desconocían los motivos de mi deportación, entonces debían ponerme en "seguridad".
Les dije que nunca entendimos los motivos de por qué nos pasó eso en México. Y ellos confiaron en nosotros.
Me prestaron teléfono para llamar a mi casa, nos trajeron la carta de un restaurante para que pudiéramos comer algo, y me pasaron todas y cada una de las llamadas de mi familia.
Y cada 1 hora un guardia nos llevaba a realizar llamados a un teléfono público.
Nunca podría quejarme de los panameños. Son personas demasiado amables. Incluso en las condiciones que estuve, volví a sentirme en casa sin conocer a absolutamente a nadie.

Quería dormir un poco, pero la celda estaba llena de extranjeros de dudosa procedencia... unos deportados por droga, otros por visas falsificadas.. ¿qué hacíamos ahí? :S...
Los ojos se me cerraban, así que le pedí a Salvador que me cuidara mientras dormía.

No tengo idea cuánto tiempo pasó, pero supongo que fue mucho... porque cuando desperté, vi un panorama bastante diferente al del inicio: estaban todos jugando cartas, comiendo y tomando vino... no entendía de dónde salió todo eso, pero al poco tiempo supe que había sido robado de los aviones. 
Me incorporé y empecé a hablar con los demás. Se me quitó el miedo que tenía al principio, me di cuenta que eran personas aparentemente inofensivas, y hasta de bastante buen humor. Se me abrió el apetito y ordené un sandwich.
No había ventanas en ese lugar, por lo que el tiempo no pude medirlo... pero, siento que pasé toda la tarde comiendo frugelés que llevaba en mi mochila, conversando y jugando cartas.


Algunos de los presos ese día... ahí aparezco al lado de "Richie"

Entre las muchas llamadas que realizamos Salvador y yo a Chile, México y Dinamarca, tuvimos la suerte de encontrar a alguien -un ángel, seguro- que escuchó nuestro acento y nuestras conversaciones telefónicas, entonces entendió que 1) éramos chilenos, y 2) estábamos en problemas... así que nos pasó la tarjeta con el número del embajador de Chile en Panamá que traía casualmente en su bolsillo. 
Se lo agradecimos infinitamente y llamamos por teléfono inmediatamente. Le contamos que estábamos "presos" en migración y sorprendido, partió a buscarnos.
Esperamos alrededor de 30 minutos (que para mí fueron eternos), y finalmente vimos a un señor de estatura mediana, un tanto gordito y con una sonrisa amplia de oreja a oreja...

"¡¿Qué hicieron, chiquillos?!" fue lo primero que nos dijo.

Nos sacó de ahí y  nos subimos a su auto. Su esposa estaba sentada en el asiento de adelante, se llamaba Tomasa y le decían "Massy". Mientras hablábamos, Doña Tomasa me dijo:
- Siento que ya te conocía... tu cara me es familiar.
- Naaaah, imposible... primera vez que estoy a Panamá. Yo ni siquiera soy de Santiago...
- Nosotros tampoco... venimos de Concepción.
- :O... yo también :D.

Ahí, en ese momento comenzó una linda amistad entre nosotros que dura hasta nuestro presente.

Anduvimos por calles que eran totalmente nuevas para mí, dimos vueltas y más vueltas que ahora recuerdo vagamente, hasta que llegamos a un complejo de departamentos soñados en una zona muy exclusiva de Ciudad de Panamá... Iba taaan entretenida conversando que me subí al ascensor y no me dí cuenta cuánto tiempo pasó desde que me subí, hasta que Don Jaime me preguntó "ya te diste cuenta en qué piso estamos?" (tapando con su cuerpo los botones)... "¿mmmmmh... en el piso 16?"... jajajajaajajaá... para mi mente, era altísimo un piso 16, considerando que el piso más alto que había pisado en mi vida era el 15.

-Estamos en el piso 32.
- :O

Se abrió el ascensor y vimos un hall con dos puertas enormes al frente (quizás no eran tan grandes, pero yo las recuerdo así), y una bandera chilena a un costado.
Entramos y ¡¡Wow!!... un departamento ENOOOOORME, muy, muy bonito... con ventanales enormes que daban al océano, una vista espectacular y por fin: UN LUGAR DONDE DESCANSAR.

Don Jaime (ahora le digo "Tío Jaime"), nos mandó enérgicamente a la ducha y por mientras nos preparó la cena.
No podría describir con palabras lo que sentí ese día.
Me hizo sentir tan importante... nada más y nada menos que el propio embajador cocinando para nosotros... dándonos una cama donde descasar... escuchándonos... preguntándonos si estábamos bien. :)

Llamé a Chile y a México para contar que estaba en casa del embajador y estaba todo en orden. E intenté dormir...


Paintilla de noche. Ciudad de Panamá.

La verdad, casi no pegué un ojo... había 30 grados con mucha humedad, mi recámara tenía una vista SORPRENDENTE a un puente y a otros rascacielos... y me puse a pensar, y pensar y pensar... hasta que amaneció.


Paintilla de Día, la zona donde estábamos.

Salí de mi cama tipo 6am, miré por la ventana y había un amanecer increíble, con tonos semirosados y la misma vista de la noche anterior, pero mejor. Me bañé rápido, me vestí y partí a la mesa... estaba la Tía Massy desayunando acompañada de la señora del aseo... me ofreció un desayuno al más estilo chileno: té, un poco de leche y pancito con mantequilla y mermelada.
Al poco tiempo, llegó don Jaime y nos contó que tenían vuelo a Chile para pasar la navidad con la familia, así que nos dejaría en casa de una amiga y empleada de la embajada, de su "confianza" y que nos abriría las puertas de su hogar sin problema.
Nos dejó también encargados a "César", (otra de las personas que trabajaba en la embajada), para poder recuperar nuestros pasaportes en Migración Panameña.


Una increíble vista aérea de la Ciudad de Panamá.

Pasamos a la embajada de Chile en Panamá, nos presentó con el personal, coversamos un rato y no tengo idea qué más hicimos. Tengo lagunas mentales. Sólo recuerdo que era un pent-house no tan elegante, pero nos recibieron muy bien. Y de alguna forma era como nuestra casa... pues además de los amistosos panameños, la mayoría eran chilenos.
Al poco rato, César nos llevó en auto a migración.
Me sorprendió que hubiesen hamburguesas, de las mejores, en la calle. Pero me sorprendió más aún el letrero que había afuera de migración: "Queda estrictamente prohibido ingresar con falda, mini falda, short o ropa descubierta o con escotes." Chuata... yo andaba con una polera que descubría mi espalda, así que me puse un swetter... ya se imaginarán: con swetter en 32 grados... uff... jajajajajajajá. Entramos, y mientras esperábamos nuestro turno, llamé a Chile...


Migración de Panamá.


...Y después de muuuuuucho rato hablando:

- ...Bueno mamá, tengo que cortar. Te Am...(crédito insuficiente).
Colgué el teléfono. Y justo al lado, un señor de unos 30 y tantos me dijo:
- ¡No puede ser!, disculpa que me meta en tu conversación, pero...por favor, ¡¡dile a tu mamá que la amas!!. Toma mi tarjeta, llámala.
- Noooooo, gracias, no se preocupeee, si ella sabe que la amo.... jajajajajá...
- Por favor, me harías muy feliz que pudieras decirle a tu mamá que la amas. Quiero escucharlo.
- :O... mejor hagamos otra cosa... ¿mmh... qué le parece si mejor le pago la llamada?.
- Por supuesto que no... úuusala.

Llamé a mi mamá de nuevo, y le dije "¡¡mamá, te amo!!, tengo que cortar" :). 

Finalmente nos vocearon para recuperar nuestros pasaportes, firmamos algunos papeles, y voilá... ya teníamos nuestros documentos de nuevo. 


C  O  N  T  I  N  U  A  R  Á...
Leer más...

Crónicas de un viaje imprevisto I



Recuerdo que estaba aún en clases, pero tuve que salir como un pájaro -casi volando-  a la agencia de turismo para realizar el pago de mi ticket y poder viajar a México a precio rebajado. Pedí permiso al profesor, salí de la sala corriendo, bajé las escaleras lo más rápido posible y llegué en segundos a la agencia de Barros Arana: Me quedaba 1 sola hora para realizar el pago o perdería el increíble descuento.
Llegué, hablé con la encargada, le pasé mi tarjeta de estudiante y en menos de lo que canta un gallo, me entregó los boletos con destino a Ciudad de México para el 21 de Diciembre de 2005, a las 3 ó 4am vía Copa Airlines.

Conté los días, las horas, los segudos. 


Estaba TAN emocionada. Pensaba todo el día en cómo sería estar con mi amor en mi país favorito... ese que siempre vi en programas, documentales, revistas... el país de mis amadas novelas de cuando era niña... ¿quién no vió "Carrusel", "El Abuelo y Yo", "Muchachitas" y demases?. Sí, no me acompleja decir que fui bien "telenovelera", porque siempre pude equilibrar todo. Así como veía novelas rosas de Televisa, leía sobre física cuántica, metafísica y poesía -entre muuuchos otros-.
Desde pequeña tuve cable en mi casa... habré tenido unos 6 años cuando llegó el aparatito mágico a los televisores de mi hogar. Mis canales favoritos eran "The Big Channel", "Cartoon Network" y por supuesto el "XEWTV" de Televisa :). Miraba los comerciales, escuchaba el acento, aprendía modismos, todo, todo, de México... era un amor incomprendido... nadie de mi familia había estado en ese país, no tenía si quiera un solo amigo mexicano, pero AMABA esa tierra lejana de la cual no sabía nada más de lo que lograba ver por la TV.
Desde los 7 años, yo sabía que me casaría con un mexicano.
Siempre, siempre me han gustado.

Y bueno, prosigo.
Pasó el tiempo, hasta que EL DÍA llegó. Mi mamá viajó conmigo a Santiago y me fue a dejar al aeropuerto con mi amiga Carolina. No recuerdo muy bien ese día... sólo sé por las fotos que ellas estuvieron ahí.
Tomé mi vuelo, mi primer vuelo internacional. Me senté al lado de una chava que aparentemente era muy buena onda y comenzó la azafata a hablar cosas que no logré entender... la chava de mi lado, me miró y me preguntó cómo me llamaba... empezamos a conversar, y noté que mi intuición era correcta: ella era muy buena gente. No sé qué cara habré tenido, pero me empezó a explicar que iba a sentir mucho ruido, pero que no me preocupara. Que una vez que el avión se elevara, iba a sentir que perdía altura, porque necesita estabilizarse, que se me taparían los oídos, y no sé cuántas otras cosas más. Le pregunté entonces cómo sabía que era mi primer vuelo, y me respondió "porque éste es mi segundo vuelo... sé lo que estás sintiendo :)".  Sacó una estampita de San Judas Tadeo y me dijo que su mamá era muy devota de él, y que nuestro vuelo sería muy bueno porque se encomendó a él. 
Le sonreí y le dije que mi mamá también me había encomendado al mismo santo.  
Ha pesar que no me considero religiosa, pienso que hay "algo", que traduzco como "buenavibra" cuando rezamos.
Ese fue el principio de mi amistad con Faddia, mi amiga colombiana. :)

El avión despegó y conversamos mucho, dormimos otro poco... la verdad tengo lagunas mentales sobre lo que pasó después... pero, básicamente, recuerdo que llegamos a Ciudad de Panamá, nos recibió un panorama aéreo lleno de rascacielos que sólo logré ver por un rato, para después ver mar, mar y más mar y pastizales.


Ciudad de Panamá vista desde el avión.

El aeropuerto era grande, no tan lujoso, pero agradable. Y estaba en una especie de remodelación. 
Tenía una cantidad bastante enorme de Duty Free's, así que me puse a buscar un perfume para Isra, aprovechando que viajaba en época de navidad, se lo podría llevar de regalo. Recorrí los largos pasillos y en cada stand me recibieron como una pequeña princesa... :O... JAMÁS me imaginé que los chilenos eran TAN queridos en esa pequeña franja de tierra. Todo el mundo sabía sobre nosotros... podía hablarles con modismos o comentarles de cualquier personaje nuestro y ellos sabían perfectamente de qué estaba hablando y de quién.
Me contaron que las novelas chilenas llegaban por montones a Panamá... así que la gente está familiarizada con nosotros. Nos quieren mucho, es un cariño inexplicable... pues nosotros no sabemos mucho de ellos. Son una población muy linda.

Pues, hice varios amigos en el aeropuerto... recuerdo a éste hombre guatemalteco con cara de Arjona que me seguía por todos lados, y con el que me reí por lo menos 3 horas de tanta bobada que hablábamos.
Finalmente su vuelo a Guatemala salió, el de Faddia a Colombia también,  y yo quedé sola, sola, y más sola dando vuelta en mis 8 ó 9 horas de "escala".
No recuerdo qué hice en el tiempo restante.., supongo que vitrinear y dormir, pero no estoy segura.


Sala de espera aeropuerto "Tocumen". Cd de Panamá.

Tomé mi segundo vuelo con destino a la Ciudad de México y me senté al lado de un mexicano que no iba a su país desde hace 10 años... estaba TAN emocionado que me llegó a aburrir de tanto entusiasmo. Me habló durante 4 horas sobre él... sobre México... México, México, y más México. 
Ya algo aturdida, me di cuenta que por fin estábamos llegando. 
Salimos juntos del avión... me tomó unas fotos donde decía "BIENVENIDO A MÉXICO"... y luego, desapareció entre la gente. Pasé al baño porque quería arreglarme un poco, ¡ja!, la vanidad ante todo... y no es para menos, ¡¡iba a ver a mi novio!!. 
Me lavé la cara, me encrespé las pestañitas, me puse crema, rubor, y todo lo que las chicas nos ponemos. Y entonces,  finalmente llegué a migración.
Debo decir que esta parte del relato no es para nada muy buena, razón por la cuál omitiré la mayor parte de lo viví.
Pasaron las horas y yo seguía en migración.. conocí a dos chavos chilenos ahí que se llaman Salvador y ¿Rodrigo?... la verdad no recuerdo. Pero estábamos encerrados... presos... sin escapatoria... sin un teléfono... sin nada, absolutamente nada de contacto con el exterior ni tampoco sabíamos las razones de por qué nos habían encerrado.
Los tratos infrahumanos y todo el resto, es historia. No me gustaría detallar a ciencia cierta todo lo que nos pasó ahí. Lo único que rescato es que conocí a una boliviana y pude hacer una buena obra con ella... pues llevaba casi 24 horas "presa"en esa cárcel y en pleno diciembre se bajó del avión con sandalias y el frío le calaba hasta los huesos. Así que con lágrimas en los ojos, me pidió por favor mis calcetines, y yo pude dárselos. Jamás voy a poder olvidar la cara de esa joven tras sentir el calor nuevamente en sus piesitos... priceless!!. :)
En ese lugar, conocí a más personas. Pero dá para otro relato... porque son muchísimos detalles que aún logro capturar.
En fin...
Pasaron muchísimas horas, nos dieron las 6am y un policía nos puso de vuelta y porrazo de nuevo en un avión, con destino a Panamá. Nos quitaron nuestros pasaportes y nunca nos dieron un solo motivo de por qué nos deportaban.
Lloré mucho... sentía una inmensa tristeza por no poder ver a mi novio... 
Estábamos tan cerca y a la vez tan lejos.
Partió el avión.
Ya no había nada que hacer: byebye México, país de mis sueños.


C  O  N  T  I  N  U  A  R  Á...
Leer más...

lunes, 1 de agosto de 2011

Primer Post...


Este blog lo cree para guardar todas y cada una de mis memorias por todos los países que he viajado y que en el futuro visitaré. Historias sobre amigos, ciudades, pueblitos, tradiciones y anécdotas por montones. 
Sean bienvenidos de leer, curiosear, postear y compartir cualquier comentario buenaonda :).



Leer más...