martes, 2 de agosto de 2011

Crónicas de un viaje imprevisto II



Lloré durante gran cantidad de tiempo mientras volaba. Era de madrugada y sólo recuerdo que había mucho olor a gasolina en el avión y que Salvador iba sentado junto a mí, en los últimos dos asientos de la columna izquierda. Yo al lado de la ventana; él en el pasillo. 
Más allá de eso, mis recuerdos se borraron.

Bandera Nacional.

Finalmente llegamos a Ciudad de Panamá. Me puse contenta... volvería a ese lugar donde me sentí bien recibida. Caminamos hacía afuera del avión, y nos estaba esperando un policia, muy serio, el cual nos llevó a una especie de celda (sí, así con rejas y todo).
Me dio un ataque de llanto... no podía creer que nos pusieran de nuevo en una celda... después de todo el huracán se sentimientos tras no poder entrar a México y no poder ver a mi novio, estaba francamente destrozada.
Vinieron los de Migración, me pidieron que me sentara en un sillón bastante decente que tenían en la oficina, me trajeron agua para calmarme un poco, y de la forma más amable me explicaron que yo venía deportada de otro país y que debía entrar a la celda. Desconocían los motivos de mi deportación, entonces debían ponerme en "seguridad".
Les dije que nunca entendimos los motivos de por qué nos pasó eso en México. Y ellos confiaron en nosotros.
Me prestaron teléfono para llamar a mi casa, nos trajeron la carta de un restaurante para que pudiéramos comer algo, y me pasaron todas y cada una de las llamadas de mi familia.
Y cada 1 hora un guardia nos llevaba a realizar llamados a un teléfono público.
Nunca podría quejarme de los panameños. Son personas demasiado amables. Incluso en las condiciones que estuve, volví a sentirme en casa sin conocer a absolutamente a nadie.

Quería dormir un poco, pero la celda estaba llena de extranjeros de dudosa procedencia... unos deportados por droga, otros por visas falsificadas.. ¿qué hacíamos ahí? :S...
Los ojos se me cerraban, así que le pedí a Salvador que me cuidara mientras dormía.

No tengo idea cuánto tiempo pasó, pero supongo que fue mucho... porque cuando desperté, vi un panorama bastante diferente al del inicio: estaban todos jugando cartas, comiendo y tomando vino... no entendía de dónde salió todo eso, pero al poco tiempo supe que había sido robado de los aviones. 
Me incorporé y empecé a hablar con los demás. Se me quitó el miedo que tenía al principio, me di cuenta que eran personas aparentemente inofensivas, y hasta de bastante buen humor. Se me abrió el apetito y ordené un sandwich.
No había ventanas en ese lugar, por lo que el tiempo no pude medirlo... pero, siento que pasé toda la tarde comiendo frugelés que llevaba en mi mochila, conversando y jugando cartas.


Algunos de los presos ese día... ahí aparezco al lado de "Richie"

Entre las muchas llamadas que realizamos Salvador y yo a Chile, México y Dinamarca, tuvimos la suerte de encontrar a alguien -un ángel, seguro- que escuchó nuestro acento y nuestras conversaciones telefónicas, entonces entendió que 1) éramos chilenos, y 2) estábamos en problemas... así que nos pasó la tarjeta con el número del embajador de Chile en Panamá que traía casualmente en su bolsillo. 
Se lo agradecimos infinitamente y llamamos por teléfono inmediatamente. Le contamos que estábamos "presos" en migración y sorprendido, partió a buscarnos.
Esperamos alrededor de 30 minutos (que para mí fueron eternos), y finalmente vimos a un señor de estatura mediana, un tanto gordito y con una sonrisa amplia de oreja a oreja...

"¡¿Qué hicieron, chiquillos?!" fue lo primero que nos dijo.

Nos sacó de ahí y  nos subimos a su auto. Su esposa estaba sentada en el asiento de adelante, se llamaba Tomasa y le decían "Massy". Mientras hablábamos, Doña Tomasa me dijo:
- Siento que ya te conocía... tu cara me es familiar.
- Naaaah, imposible... primera vez que estoy a Panamá. Yo ni siquiera soy de Santiago...
- Nosotros tampoco... venimos de Concepción.
- :O... yo también :D.

Ahí, en ese momento comenzó una linda amistad entre nosotros que dura hasta nuestro presente.

Anduvimos por calles que eran totalmente nuevas para mí, dimos vueltas y más vueltas que ahora recuerdo vagamente, hasta que llegamos a un complejo de departamentos soñados en una zona muy exclusiva de Ciudad de Panamá... Iba taaan entretenida conversando que me subí al ascensor y no me dí cuenta cuánto tiempo pasó desde que me subí, hasta que Don Jaime me preguntó "ya te diste cuenta en qué piso estamos?" (tapando con su cuerpo los botones)... "¿mmmmmh... en el piso 16?"... jajajajaajajaá... para mi mente, era altísimo un piso 16, considerando que el piso más alto que había pisado en mi vida era el 15.

-Estamos en el piso 32.
- :O

Se abrió el ascensor y vimos un hall con dos puertas enormes al frente (quizás no eran tan grandes, pero yo las recuerdo así), y una bandera chilena a un costado.
Entramos y ¡¡Wow!!... un departamento ENOOOOORME, muy, muy bonito... con ventanales enormes que daban al océano, una vista espectacular y por fin: UN LUGAR DONDE DESCANSAR.

Don Jaime (ahora le digo "Tío Jaime"), nos mandó enérgicamente a la ducha y por mientras nos preparó la cena.
No podría describir con palabras lo que sentí ese día.
Me hizo sentir tan importante... nada más y nada menos que el propio embajador cocinando para nosotros... dándonos una cama donde descasar... escuchándonos... preguntándonos si estábamos bien. :)

Llamé a Chile y a México para contar que estaba en casa del embajador y estaba todo en orden. E intenté dormir...


Paintilla de noche. Ciudad de Panamá.

La verdad, casi no pegué un ojo... había 30 grados con mucha humedad, mi recámara tenía una vista SORPRENDENTE a un puente y a otros rascacielos... y me puse a pensar, y pensar y pensar... hasta que amaneció.


Paintilla de Día, la zona donde estábamos.

Salí de mi cama tipo 6am, miré por la ventana y había un amanecer increíble, con tonos semirosados y la misma vista de la noche anterior, pero mejor. Me bañé rápido, me vestí y partí a la mesa... estaba la Tía Massy desayunando acompañada de la señora del aseo... me ofreció un desayuno al más estilo chileno: té, un poco de leche y pancito con mantequilla y mermelada.
Al poco tiempo, llegó don Jaime y nos contó que tenían vuelo a Chile para pasar la navidad con la familia, así que nos dejaría en casa de una amiga y empleada de la embajada, de su "confianza" y que nos abriría las puertas de su hogar sin problema.
Nos dejó también encargados a "César", (otra de las personas que trabajaba en la embajada), para poder recuperar nuestros pasaportes en Migración Panameña.


Una increíble vista aérea de la Ciudad de Panamá.

Pasamos a la embajada de Chile en Panamá, nos presentó con el personal, coversamos un rato y no tengo idea qué más hicimos. Tengo lagunas mentales. Sólo recuerdo que era un pent-house no tan elegante, pero nos recibieron muy bien. Y de alguna forma era como nuestra casa... pues además de los amistosos panameños, la mayoría eran chilenos.
Al poco rato, César nos llevó en auto a migración.
Me sorprendió que hubiesen hamburguesas, de las mejores, en la calle. Pero me sorprendió más aún el letrero que había afuera de migración: "Queda estrictamente prohibido ingresar con falda, mini falda, short o ropa descubierta o con escotes." Chuata... yo andaba con una polera que descubría mi espalda, así que me puse un swetter... ya se imaginarán: con swetter en 32 grados... uff... jajajajajajajá. Entramos, y mientras esperábamos nuestro turno, llamé a Chile...


Migración de Panamá.


...Y después de muuuuuucho rato hablando:

- ...Bueno mamá, tengo que cortar. Te Am...(crédito insuficiente).
Colgué el teléfono. Y justo al lado, un señor de unos 30 y tantos me dijo:
- ¡No puede ser!, disculpa que me meta en tu conversación, pero...por favor, ¡¡dile a tu mamá que la amas!!. Toma mi tarjeta, llámala.
- Noooooo, gracias, no se preocupeee, si ella sabe que la amo.... jajajajajá...
- Por favor, me harías muy feliz que pudieras decirle a tu mamá que la amas. Quiero escucharlo.
- :O... mejor hagamos otra cosa... ¿mmh... qué le parece si mejor le pago la llamada?.
- Por supuesto que no... úuusala.

Llamé a mi mamá de nuevo, y le dije "¡¡mamá, te amo!!, tengo que cortar" :). 

Finalmente nos vocearon para recuperar nuestros pasaportes, firmamos algunos papeles, y voilá... ya teníamos nuestros documentos de nuevo. 


C  O  N  T  I  N  U  A  R  Á...

0 comentarios: