martes, 2 de agosto de 2011

Crónicas de un viaje imprevisto I



Recuerdo que estaba aún en clases, pero tuve que salir como un pájaro -casi volando-  a la agencia de turismo para realizar el pago de mi ticket y poder viajar a México a precio rebajado. Pedí permiso al profesor, salí de la sala corriendo, bajé las escaleras lo más rápido posible y llegué en segundos a la agencia de Barros Arana: Me quedaba 1 sola hora para realizar el pago o perdería el increíble descuento.
Llegué, hablé con la encargada, le pasé mi tarjeta de estudiante y en menos de lo que canta un gallo, me entregó los boletos con destino a Ciudad de México para el 21 de Diciembre de 2005, a las 3 ó 4am vía Copa Airlines.

Conté los días, las horas, los segudos. 


Estaba TAN emocionada. Pensaba todo el día en cómo sería estar con mi amor en mi país favorito... ese que siempre vi en programas, documentales, revistas... el país de mis amadas novelas de cuando era niña... ¿quién no vió "Carrusel", "El Abuelo y Yo", "Muchachitas" y demases?. Sí, no me acompleja decir que fui bien "telenovelera", porque siempre pude equilibrar todo. Así como veía novelas rosas de Televisa, leía sobre física cuántica, metafísica y poesía -entre muuuchos otros-.
Desde pequeña tuve cable en mi casa... habré tenido unos 6 años cuando llegó el aparatito mágico a los televisores de mi hogar. Mis canales favoritos eran "The Big Channel", "Cartoon Network" y por supuesto el "XEWTV" de Televisa :). Miraba los comerciales, escuchaba el acento, aprendía modismos, todo, todo, de México... era un amor incomprendido... nadie de mi familia había estado en ese país, no tenía si quiera un solo amigo mexicano, pero AMABA esa tierra lejana de la cual no sabía nada más de lo que lograba ver por la TV.
Desde los 7 años, yo sabía que me casaría con un mexicano.
Siempre, siempre me han gustado.

Y bueno, prosigo.
Pasó el tiempo, hasta que EL DÍA llegó. Mi mamá viajó conmigo a Santiago y me fue a dejar al aeropuerto con mi amiga Carolina. No recuerdo muy bien ese día... sólo sé por las fotos que ellas estuvieron ahí.
Tomé mi vuelo, mi primer vuelo internacional. Me senté al lado de una chava que aparentemente era muy buena onda y comenzó la azafata a hablar cosas que no logré entender... la chava de mi lado, me miró y me preguntó cómo me llamaba... empezamos a conversar, y noté que mi intuición era correcta: ella era muy buena gente. No sé qué cara habré tenido, pero me empezó a explicar que iba a sentir mucho ruido, pero que no me preocupara. Que una vez que el avión se elevara, iba a sentir que perdía altura, porque necesita estabilizarse, que se me taparían los oídos, y no sé cuántas otras cosas más. Le pregunté entonces cómo sabía que era mi primer vuelo, y me respondió "porque éste es mi segundo vuelo... sé lo que estás sintiendo :)".  Sacó una estampita de San Judas Tadeo y me dijo que su mamá era muy devota de él, y que nuestro vuelo sería muy bueno porque se encomendó a él. 
Le sonreí y le dije que mi mamá también me había encomendado al mismo santo.  
Ha pesar que no me considero religiosa, pienso que hay "algo", que traduzco como "buenavibra" cuando rezamos.
Ese fue el principio de mi amistad con Faddia, mi amiga colombiana. :)

El avión despegó y conversamos mucho, dormimos otro poco... la verdad tengo lagunas mentales sobre lo que pasó después... pero, básicamente, recuerdo que llegamos a Ciudad de Panamá, nos recibió un panorama aéreo lleno de rascacielos que sólo logré ver por un rato, para después ver mar, mar y más mar y pastizales.


Ciudad de Panamá vista desde el avión.

El aeropuerto era grande, no tan lujoso, pero agradable. Y estaba en una especie de remodelación. 
Tenía una cantidad bastante enorme de Duty Free's, así que me puse a buscar un perfume para Isra, aprovechando que viajaba en época de navidad, se lo podría llevar de regalo. Recorrí los largos pasillos y en cada stand me recibieron como una pequeña princesa... :O... JAMÁS me imaginé que los chilenos eran TAN queridos en esa pequeña franja de tierra. Todo el mundo sabía sobre nosotros... podía hablarles con modismos o comentarles de cualquier personaje nuestro y ellos sabían perfectamente de qué estaba hablando y de quién.
Me contaron que las novelas chilenas llegaban por montones a Panamá... así que la gente está familiarizada con nosotros. Nos quieren mucho, es un cariño inexplicable... pues nosotros no sabemos mucho de ellos. Son una población muy linda.

Pues, hice varios amigos en el aeropuerto... recuerdo a éste hombre guatemalteco con cara de Arjona que me seguía por todos lados, y con el que me reí por lo menos 3 horas de tanta bobada que hablábamos.
Finalmente su vuelo a Guatemala salió, el de Faddia a Colombia también,  y yo quedé sola, sola, y más sola dando vuelta en mis 8 ó 9 horas de "escala".
No recuerdo qué hice en el tiempo restante.., supongo que vitrinear y dormir, pero no estoy segura.


Sala de espera aeropuerto "Tocumen". Cd de Panamá.

Tomé mi segundo vuelo con destino a la Ciudad de México y me senté al lado de un mexicano que no iba a su país desde hace 10 años... estaba TAN emocionado que me llegó a aburrir de tanto entusiasmo. Me habló durante 4 horas sobre él... sobre México... México, México, y más México. 
Ya algo aturdida, me di cuenta que por fin estábamos llegando. 
Salimos juntos del avión... me tomó unas fotos donde decía "BIENVENIDO A MÉXICO"... y luego, desapareció entre la gente. Pasé al baño porque quería arreglarme un poco, ¡ja!, la vanidad ante todo... y no es para menos, ¡¡iba a ver a mi novio!!. 
Me lavé la cara, me encrespé las pestañitas, me puse crema, rubor, y todo lo que las chicas nos ponemos. Y entonces,  finalmente llegué a migración.
Debo decir que esta parte del relato no es para nada muy buena, razón por la cuál omitiré la mayor parte de lo viví.
Pasaron las horas y yo seguía en migración.. conocí a dos chavos chilenos ahí que se llaman Salvador y ¿Rodrigo?... la verdad no recuerdo. Pero estábamos encerrados... presos... sin escapatoria... sin un teléfono... sin nada, absolutamente nada de contacto con el exterior ni tampoco sabíamos las razones de por qué nos habían encerrado.
Los tratos infrahumanos y todo el resto, es historia. No me gustaría detallar a ciencia cierta todo lo que nos pasó ahí. Lo único que rescato es que conocí a una boliviana y pude hacer una buena obra con ella... pues llevaba casi 24 horas "presa"en esa cárcel y en pleno diciembre se bajó del avión con sandalias y el frío le calaba hasta los huesos. Así que con lágrimas en los ojos, me pidió por favor mis calcetines, y yo pude dárselos. Jamás voy a poder olvidar la cara de esa joven tras sentir el calor nuevamente en sus piesitos... priceless!!. :)
En ese lugar, conocí a más personas. Pero dá para otro relato... porque son muchísimos detalles que aún logro capturar.
En fin...
Pasaron muchísimas horas, nos dieron las 6am y un policía nos puso de vuelta y porrazo de nuevo en un avión, con destino a Panamá. Nos quitaron nuestros pasaportes y nunca nos dieron un solo motivo de por qué nos deportaban.
Lloré mucho... sentía una inmensa tristeza por no poder ver a mi novio... 
Estábamos tan cerca y a la vez tan lejos.
Partió el avión.
Ya no había nada que hacer: byebye México, país de mis sueños.


C  O  N  T  I  N  U  A  R  Á...

0 comentarios: